Desde la más alta ventana de mi casa
con un pañuelo blanco digo adiós
a mis versos que parten hacia la humanidad.
Yo no estoy alegre ni triste.
Ése es el destino de los versos.
Los escribí y puedo mostrárselos a todos
porque no puedo hacer lo contrario
como la flor no puede ocultar su color,
ni el río ocultar que corre,
ni el árbol ocultar que da fruto.
Van lejos ya, como en la diligencia,
y yo sin quererlo siento pena
como un dolor en el cuerpo.
¿Quién sabe quién los leerá?
¿Quién sabe a qué manos irán?
(...)
FERNANDO PESSOA, poema XLVIII.
Habiendo vivido la mayor parte de su juventud en Sudáfrica, donde estudió hasta el año 1905, la lengua inglesa tuvo gran importancia en su vida, pues Pessoa traducía, trabajaba y pensaba en ese idioma. De día Pessoa se ganaba la vida como traductor. Por la noche escribía poesía: No escribía «su» propia poesía, sino la de diversos autores ficticios, diferentes en estilo, modos y voz. Publicó bajo varios heterónimos —de los cuales los más importantes son Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis—, e incluso publicó críticas contra sus propias obras firmadas por sus heterónimos.
Murió por problemas hepáticos a los 47 años en la misma ciudad en que naciera, dejando una descomunal obra inédita que todavía suscita análisis y controversias.<==
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