No sabemos escarbar bajo nuestros pies, ni cavar pozos, enterrar la cabeza un rato. Sin embargo sentimos a veces las ideas, fieles y subterráneas. Sin embargo hacemos pocitos en algún hombro, ubicamos la mejilla, fácil, entrometida, entre las lanas doloridas de un pullover. Y si la canción suena despacito, si nos mienten con suavidad, quizá logramos una flor, o un pedazo de sol.
De los agujeros negros en el sentir, en el hacer, en el soñar, sí. De los ojalá truncos. De esas promesas que hoy viajan lejos. De la casa en la orilla del mar, de unos sueños callados. De la puerta en la calle, de una revolución que se inicia entre las hojas. De los te quiero repetidos tres veces.
Dejame contarte que la lluvia, decirte que la canción. Dejame. Que te separe las ideas, que se entrometa el corazón, dejá. Que exista otro relato posible, otro vaivén de los días. Es un ir, unir, unirse despacio.
Uno nunca sabe y, a veces, eso también es demasiado.
ReplyDeleteCreo que es mejor no saber que saber. La vida es más feliz para aquellos que "nunca saben".
ReplyDeleteFlor o muerte, ningún hombre es el mismo después de su primera caída.
ReplyDelete